Desde su posición de espacio de cooperación entre todos los sectores sociales vinculados al agua (agricultores, sindicatos, ecologistas, consumidores, empresas públicas del agua, ciudadanos, técnicos y científicos), la MSA quiere mostrar su solidaridad con el mundo rural, los agricultores y ganaderos: el campo necesita respuestas y soluciones. La MSA valora positivamente el debate social que esta movilización está generando: el modelo agroalimentario predominante que está en la base de los problemas, es un problema de todos.
Basándonos en nuestra larga experiencia de diálogo intersectorial, generando acuerdos y propuestas positivas, defendemos las siguientes ideas:
Las soluciones a los problemas del sector deben partir de una revisión del modelo agroalimentario actual, con criterios sociales y ambientales, incluyendo el máximo respeto a los ecosistemas, la calidad del agua, los suelos y la biodiversidad. No podemos retroceder en los avances conseguidos a lo largo de muchos años hacia una producción más sostenible.
Las políticas agrarias vienen incentivando una evolución del sector hacia el redimensionamiento de explotaciones y la intensificación del uso de recursos, como el agua, para poder alcanzar niveles adecuados de rentabilidad a corto plazo. Estas presiones son contradictorias con la necesaria adaptación del sector a objetivos ambientales, que pueden limitar o encarecer la producción, pero que mejoran su calidad y aseguran su futuro.
No todas las personas y las empresas que forman el sector agrario son iguales. Hay que diferenciar y proteger a la agricultura social, familiar y profesional frente al modelo de especulación financiera que ha llegado al sector agrario y concentra la tierra, el agua y otros recursos, además de las redes de comercialización, aumentando las desigualdades en el sector productor.
Para conseguir un sector productivo sostenible y adaptado al cambio climático se deben garantizar unos precios justos y, con ellos, rentas dignas para agricultores y ganaderos.
La alimentación está en juego. Los consumidores son, junto con los productores, los eslabones más vulnerables de la cadena, que sufrirán en mayor medida las consecuencias de un incremento de precios de los productos europeos y/o la disminución de la calidad de los productos. Productores y consumidores deben aliarse para conseguir una alimentación sana, sostenible y a precios justos para todos.
El reto es garantizar la soberanía alimentaria, en un contexto de globalización e industrialización productiva, lo que exige reciprocidad en los intercambios comerciales con terceros países. Por parte del consumo, se debe garantizar alimentos sanos, de calidad y a precios asequibles.
Las personas trabajadoras por cuenta ajena del sector agrario padecen en muchos casos situaciones de vulnerabilidad que transcienden los factores relacionados con la actividad agraria. Estamos obligados a tomar muy en cuenta este aspecto de la realidad del mundo agrario: la calidad del empleo, las condiciones laborales y la seguridad en el trabajo.
Desde nuestra especial perspectiva del agua, estas reivindicaciones se concretan en nuestra defensa del carácter público del agua, en la necesidad de una administración hidráulica transparente, abierta a la participación real de los agentes que representan alternativas diferentes.
Defendemos el reparto social justo del agua, garantizando la supervivencia y viabilidad de las explotaciones familiares. También la recuperación del buen estado de las masas de agua, sobre las que se sustenta la producción agraria.
Especial atención nos merece la sequía que padece Andalucía. En las próximas reuniones de las Comisiones de Desembalse seguiremos defendiendo la modulación de las reducciones de dotaciones que se propongan. También, pedimos especial atención por parte de las políticas públicas a las explotaciones más vulnerables, como son las de secano y las de ganadería extensiva.
Somos muy conscientes del carácter prioritario de los abastecimientos urbanos, que afectan e incumben a toda la ciudadanía y que padecen los procesos de sobrexplotación y contaminación del agua.
Nos oponemos a la mercantilización del agua a través de los denominados mercados de agua, en los que entidades privadas comercian entre sí con un bien que es público.
En suma, desde nuestra experiencia de diálogo intersectorial, abogamos por la cooperación y la colaboración constructivas, y defendemos las reivindicaciones aquí recogidas del sector agrario, en línea con las propuestas que esta Mesa viene realizando reiteradamente.
Sevilla, 21 de Febrero de 2024